El pasado que nos persigue
Teresa calle recordaba en la fila del banco aquella entrevista que la hizo ser contratada en su primer trabajo «decente». Su propio jefe le contó que la habían escogido porque aparentaba ser la más calmada, la más callada, la más apta para el puesto de bibliotecaria. Era día de pago el banco estaba lleno. Teresa había salido de la biblioteca no sin antes pedir permiso, con su habitual sonrisa dulce, esa sonrisa que era su mejor presentación. Su cabello corto, sus lentes de marco grueso, su abrigo de corduroy marrón,…
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