Imaginemos algunas ideas y mensajes persuasivos de los grandes literatos, en el supuesto de que se encontraran enclaustrados por el Covid.
-Dostoievski: Haz lo que quieras de tu vida; yo intento hacerlo mientras no me estornudes.
–Kafka: El virus es lo mismo como si no fuera. Nada es igual desde entonces.
-Tolstoi: Amémos al prójimo porque de él sabremos más de nosotros si de pronto nos da gripe.
-Andreiev: ¡Ten valor! Que no te escurra la nariz ahora que moriremos en la horca.
-Henry Miller: No me hagas la cena si te lavaste las manos. ¿Quién te crees que soy?
-Bukowski: No me hagas la paja que estás más roja que un tomate.
-Ambrose Bierce: Y entonces el virus dijo: -se amarán los unos porque los otros vienen conmigo-.
-Juan Rulfo: ¡Diles que no me maten de frente!
Octavio Paz: Entre lineados programáticos e intrincados en esto del virus es…
-García Márquez: Cantó ella al sentir el arrumaco y caérsele la cara de espanto.
-Cortázar: No, así no es ni así tampoco. Más bien no era como parecía ser porque fue algo así como un reinicio al ponerme el cubre-bocas.
-Borges: La canción llegó a mi memoria por el azar; y entonces encontré el pasaje que me llevó íntegro al lugar donde reposaba una mentira microscópica, antes de despertar.
-Neruda: Me duele, me estruja, me anula; si al menos me doliera.
-Huidobro: A partir de ese par de olas logré decirle a la pandemia que mi sur era estratégico.
-Onetti: –La tarde cálida para todos en Montevideo; excepto en ese mirar a través de la puerta, que veía todo como si el virus siguiera vivo – decía el viejo, muerto ayer.
Julio Ramón Ribeyro: Necesitaba tanto un cigarro que salí y estornudé.
-Agustín Yáñez: El que estornude más fuerte ganará; porque la vida te pone trampas.
-Cioran: Espero que al menos el bicho entienda que nada ni nadie es lo que parece ser.
Descartes: Pienso; luego me enfermo.
-Balzac: Perdóname si la carta va manchada; me quedé sin pañuelos.
-Voltaire: Se los dije: las malas influencias les traerían malas costumbres.
-Flaubert: No hace falta decirlo, pero los muros de París ilustrarán al virus en grafitis y pocos sabrán interpretarlos mañana como literatura.
-Sor Juana Inés: No sabía / que si estornudaba / hija mía / te contagiaba.
-Goethe: ¡Al diablo con el rey! ¡Coronemos al virus!
-Nietszche: Y entonces fueron aromas exquisitos los que me ordenaron dejar de oler lo innecesario.
-Korolenko: Y el “eso” tomó forma a la vuelta de la esquina.
-Herman Hesse: Nos hizo tanta falta su fe en aquellas cosas, que se convirtió en simple pasaje sicótico-patológico; porque a diferencia de los demás tu soledad es forzosa y te molesta cuando haces ¡achiiis!
