Más común que corriente
Se ha ido alguno, no lejos pero tampoco cerca
Imposible tomar un café o una cerveza
Hay que verse sólo cuando hay oportunidad
Cada dos o tres años
En una ocasión especial
En una tragedia
Con un cajón de por medio, en un funeral
Con gestos que no conozco y unas ganas inmensas de huir
Con los más cercanos no es diferente
A quien más quise, tal vez no lo reconocería en la calle
Y si lo reconozco, mejor no lo saludo
Para qué, sería un diálogo idiota
Para preguntar algo que ya no nos importa
-¿Qué tal? ¿Te acuerdas? ¿Vives?
-Lo que pasa es que te ves un poco aburrido, cenizo y miserable, tanto que preferiría no haberte encontrado…
Después, seguro sonreiré y me daré la vuelta
Para caminar sintiendo un poco de pena y nostalgia
Para sentir tristeza, tanta tristeza de saber que ya no me importa
De tener amigos contingentes de un par de meses
Amigos de bar y tequila
De temor a que haya demasiada mofa
Gente de noche, sin apellido ni domicilio
Gente que encuentro más seguido de lo que quiero
Y siempre dice cosas sorprendentes, y te presenta a los demás como un ser querido
Como a un viejo amigo
Personas que he visto a diario, durante más años de lo necesario
Seres que me aprisionan
Que preguntan y sonríen
Seres que me cuentan un montón de cosas
De su casa, de su vida, su familia
Como si yo hubiera preguntado
Como si me hicieran falta sus bromas y sus palmadas en la espalda
Estúpidos abrazos de fin de año, comidas de cumpleaños
Con las horribles palabras de una amistad que nunca existirá
Y que a la más estúpida le hacen temblar los ojos y los labios
Gente que no puedo sacar de mi vida
Bichos de oficina
Aburrición de archivo muerto a diario
Máscaras que se me aparecen en el café y en el baño
Mi rutina de gente de años, de personas que nunca he perdido
Gente que me aprisiona y me obliga a odiarlos, a mirarlos con un odio mudo
Personas con las que choco en la calle, entre los puestos
Hijos de puta que me atoran en el tráfico, que no me dejan pasar
Unos cabrones que me dejan cansada al final del día
Que me duelen en la espalda baja y en el domingo de resaca
Gente capaz de sacar lo peor de mí
Como si fueran mis seres queridos
Como si tuviera que vivir con ellos
Como si me hubiera casado con ellos
Gente con los dientes podridos que dejar salir su mal aliento cuando me tienen cerca
Gente de todos los malditos días
Gente común y corriente
Gente cotidiana
Que se sienta junto a mí
Que me habla
Que me lastra
Que me hace de ella
Que me vuelve su conocido
Su saludo
Su conversación
Su amigo cotidiano
Su amigo más común que corriente…

es historiadora, servidor público por accidente y fortunio, amante de las letras, el vino, el tabaco, el café y los perros. Fotógrafa chafa, poeta incipiente y de clóset.